domingo, 16 de mayo de 2010

¿Por qué ojo? ¿Por qué aguja?



Pocos analistas se atreven a contradecir el ya cada vez menos supuesto repunte del kirchnerismo.
La pregunta que vale la pena hacerse es qué tipo de lógica será la que sobrevuele en la decisión electoral de los argentinos dentro de un año y algo más, allá por 2011.
Veamos, en el ´99 los aspectos que estaban en juego eran los de honestidad vs. corrupción, nueva política vs. vieja política; cambio en lo político, con algo de socialdemocracia pregonada por el frepasismo, pero continuidad bajo la carpita endeble de la convertibilidad.
La titubeante mano del electorado vernáculo hacía ostensible sus deseos de, en definitiva, volcarse por algo seguro, nada de cambios raros, nada de horizontes devaluatorios ni sórdidos diputruchos. Saquemos al mono, pongámos uno con aires circunspectos y prudentes. quitemos de nuestra vista lo que más se le parezca, y traigamos alguien serio, aburrido si, pero serio y honesto. Parecían decir.
Si la economía sigue creciendo, si la inflación se mantiene bajo control, si se mejoran los índices de ocupación y, en consecuencia, las inseguridades, las sentidas y las vividas, las mediáticas reales y las mediáticas virtuales, las operetas y las ciertas, es muy probable que los argentinos no querramos que las cosas cambien mucho; y hasta tal vez anhelemos soñadoramente con un Lula doméstico, con un Presi de primer mundo, amigo de las instituciones y respetuoso de las ideas republicanas.
Ahora bien, ¿estamos preparados para un salto de esa magnitud? Digo, para quedarnos piolas confiando que el o la que venga no va a descalabrar lo que, mal o bien, con o sin autoritarismo, con o sin viento de cola, la gente sureña ha sabido mantener.
¿Estaremos dispuestos a cambiar el gallo, como dicen en el campo, por otro que nos diga que las cosas van a seguir más o menos igual en lo económico pero que ahora se van a respetar las instituciones, vamos a ser más democráticos, vamos a consensuar y dialogar, vamos a ser moderados y no va a haber corrupción? En fin, regodearnos con un líder de esos que salen en las revistas del primero mundo, uno que diga, vamos a mirar más a Chile y Brasil que a Venezuela y Ecuador.

Si el hilo pasa por el ojo de lo más concreto y material que es el bolsillo cotidiano, no hay muchas esperanzas para las oposiciones; si el tema circula por el intrincado pero bienponderado eje de la institucionalidad, la transparencia, las formas y no sólo el resultado, el contrato moral, etc, etc, la mano será distinta.

No faltará quien diga que allá por ´99 cuando optamos así, muy bien no nos fue. No faltará quien diga que allá por ´99 la cosas eran distintas.