viernes, 29 de julio de 2011

Diseccionando a la oposición: ¿Algo nuevo bajo el sol?



Cada vez que analizamos con detenimiento algunas de las últimas declaraciones de Ricardo Alfonsín o de Eduardo Duhalde podemos ver que el acercamiento en vistas al 23 de octubre, día a día va tomando forma. Ya no es descabellado pensar que alguno de los dos dirigentes podría bajarse de la elección general volcando su apoyo al que quede mejor posicionado de la gran encuesta nacional que será la primaria del 14 de agosto.

Desde que el candidato radical se alió con De Narváez ha enfatizado su discurso referido a la gobernabilidad, a la unificación de tradiciones peronistas y radicales y ha eliminado el tono principista que marcaba límites respecto a dirigentes varios, entre ellos Mauricio Macri.

Desde De Narváez a Macri hay pocos pasos, y Alfonsín los dio anunciando que si votara en Capital Federal lo haría por el actual Jefe de Gobierno. De De Narváez y Macri a Duhalde hay menos de un paso y ya lo empezó a dar diciendo que en segunda vuelta elegiría al peronista de Lomas de Zamora.

Las elecciones en Córdoba también son un laboratorio que permite analizar el acercamiento. El candidato radical, Oscar Aguad, es apoyado por Macri y por Alfonsín. Aunque Duhalde esta vez se aleja de ese tándem y apoya a De La Sota.

En esa carrera hacia la Rosada, Duhalde y Alfonsín tienen piedras en sus zapatos. El radicalismo tiene su pata progresista filo-socialista escindida y comandada por Hermes Binner. El peronismo disidente tiene su propia disidencia corporizada en la candidatura de Alberto Rodríguez Saá. Y ambos espacios tienen una tercera en discordia, Elisa Carrió, que puede aportar algunos votos pero con la cual no es fácil acordar y mucho menos luego de tantos juicios y declaraciones de por medio.

No pareciera haber algo nuevo bajo el sol; pues hace cuatro años el duhaldismo, a través de Lavagna, se presentó aliado al radicalismo. La fórmula ahora sería parecida, aunque con un radical encabezando y un economista cercano a Lavagna como vice-presidente. A su vez, en 2007 también se presentó Rodríguez Saá, y el socialismo en conjunto con la Coalición Cívica candidatearon a la fórmula Carrió-Giustiniani. En el nivel provincial tampoco parece haber muchos cambios. Macri ganó en Capital Federal en 2007 y también lo hizo ahora, El Socialismo renovó en Santa Fe y el Partido Justicialista probablemente renueve en Córdoba y en Pcia. de Buenos Aires.

En suma, la escena posterior al 14 de agosto va tomando forma, asimilándose la situación a la de 2007 y quedando lejos, al menos por ahora, la idea de un espacio opositor aglomerando voluntades que amenacen la continuidad del kirchnerismo.

jueves, 28 de julio de 2011

40: De número maldito a salvador



El 40 es un número singular para la historia electoral cordobesa reciente. 40% y sus aledaños fue el porcentaje de los perdedores: Con 39% perdió el PJ en el ´83, con 44% en 1987, con 37% en 1991 y con 40% en 1995. La UCR a su vez, perdió con un 40,5 en 1998 y con 37% en el 2003.
Repasando las siete elecciones que hubo en la Docta desde el regreso de la democracia vemos que el Partido Justicialista, sólo o en coalición, ganó tres y el radicalismo ganó cuatro. Sólo hubo una contienda caracterizada por tres candidaturas que superaron el 20% de los votos cada una; y fue en el 2007, producto de la irrupción de Luis Juez y su Frente Cívico Social.
Mucho se ha discutido si ese Frente le ha quitado más adherentes a la UCR o al PJ. Más allá de ello, podemos afirmar que cuando el escenario era de dos, para ganar había que lograr entre el 45% y el 55% de los sufragios ya que la polarización era más que clara entre el oficialismo y un partido opositor, el cuál lograba aglutinar entre 37 y 40 puntos porcentuales de los descontentos con la fuerza gobernante (Angeloz o De La Sota según la elección que analicemos).
Sin embargo, desde que son tres las fuerzas con aspiraciones concretas de poder, el umbral de acceso al poder cordobés pareciera ser más bajo y el 40% se ha convertido en la cifra salvadora. A Schiaretti o a Juez le hubiesen alcanzado y sobrado unos 40 puntos en el 2007 para ganar sin discusión.
Dentro de pocos días el candidato que logre por lo menos ese porcentaje será Gobernador. No sería una sorpresa que una vez más gane el Justicialismo; al fin y al cabo, es la única fuerza que, en las siete elecciones, más veces se ha acercado o superado el 40%; y que, en sus peores momentos (1991 y 2007), sólo bajÓ hasta los 37 puntos.

miércoles, 27 de julio de 2011

Mauricio es Makri



Todas las miradas se posan en el Jefe de Gobierno porteño intentando divisar hacia dónde se volcará su apoyo en la elección presidencial del 14 de agosto, del 23 de octubre o, eventualmente, en la segunda vuelta. Conviene preguntarse, ¿qué incentivos tiene Mauricio Macri para que gane una fuerza opositora al kirchnerismo si él no la podrá liderar?
Además, también es dable cuestionarse si el hecho de que Macri apoye a tal o cual fuerza implica que sus votos se transfieren de manera tan directa al candidato al que supuestamente apoye.
El acceso de Duhalde, Alfonsín, Carrió, Binner o el que sea a la Casa Rosada echaría por tierra las aspiraciones presidenciales de Macri puesto que la coalición que gane será la que se encargue de movilizar el péndulo hacia el otro costado y el Presidente que la lidere será la nueva cara del postkirchnerismo.
A menos que Macri esté pensando en un desastre económico y social parecido al del 2001 del cual él quiera ser el nuevo piloto de tormentas, como un Duhalde moderno, no se observan motivos para que realmente desee que otro dirigente le gane en su antikirchnerismo.
Claro está que realizará algún tipo de declaración a favor de algún candidato de la oposición, pero de manera tibia y que quedará más en lo discursivo que en lo real.
El interés del PRO es seguir consolidando una estructura nacional que hoy no tiene y esperar el agotamiento del kirchnerismo que, suponían, ya había llegado, pero que tuvo un nuevo influjo a partir de acciones de gestión valoradas positivamente, del deceso de Néstor Kirchner y de algunas modificaciones de estilo desde la Presidencia de la Nación.
Tal vez una de las declaraciones de las que poco se ha dicho sea más que reveladora. La candidata a Vice Jefa de Gobierno de Macri, María Eugenia Vidal, cuyo esposo es candidato duhaldista en la Provincia, ha dicho que podría votar a Cristina Kirchner.
En fin, el Macrismo está en su etapa más kirchnerista y los votos que ha ganado en Capital Federal y Santa Fe difícilmente puedan ser tomados en su totalidad por un único candidato presidencial. En esa repartija, tal vez hasta la Presidenta ligue algo.

martes, 26 de julio de 2011

Las dos caras de un año electoral: Un 2011 con mucho de ´95 y de ´07

Son dos los elementos que nos ayudan a comprender este año electoral. La economía y la historia electoral reciente.
La economía porque hoy en día casi un tercio de los argentinos valoran positivamente distintas variables referidas a su marcha; cuando hace un año sólo dos de cada diez ciudadanos opinaba de esa manera. Sería erróneo pensar que lo que la opinión pública dice nos hable de lo que verdaderamente sucede en los subyacentes cauces de las condiciones materiales de vida; pero sería también poco acertado creer que tales miradas no inciden en la mayor o menor racionalidad que estructuran los ciudadanos a la hora de votar. Los cambios en signos partidarios desde el regreso de la democracia se han visto acompañados por el agotamiento del modelo económico en ejercicio y por un intento de extremar las contradicciones del mismo por parte de quienes se erigían como sus progenitores. No parece ser esto lo que la opinión pública perciba hoy.
El segundo elemento tiene que ver con que el parentesco entre el actual escenario electoral y el que tuvo lugar en 1995 y 2007; observándose características similares como un modelo económico con falencias pero no en estado aparente de crisis, una situación social políticamente conflictiva pero en cierto orden y una oposición incapaz de construir esquemas de polarización y oferta unificada alterna al Gobierno.
Los porcentajes de voto obtenidos por Menem en 1995, tanto a nivel nacional como en los principales distritos, se parecen a los alcanzados por Cristina Kirchner en 2007 y también a los que vaticinan algunas encuestas para 2011. También hay similitudes entre el desempeño de los candidatos opositores a Menem con el que tuvieron los candidatos que enfrentaron a Cristina Kirchner. Una fuerza entorno al 25%-30% en segundo lugar (FREPASO-Bordón en 1995 y ARI-Carrió en 2007) y un tercer partido que no alcanza el 20% (UCR-Massaccessi en 1995 y UCR-Lavagna en 2007).
Hoy varios candidatos pugnan por el lugar que persiguieron Bordón y Carrió. Sin embargo, tal como sucedió en esos casos, no será suficiente mientras no haya una coalición que logre superar el piso del 30% o algún cambio en la situación económica que debilite al Gobierno. Los resultados de las elecciones primarias hablarán, tal vez de manera más estentórea por su carácter de primicia, que los del 23 de octubre.