¿Cómo hizo Cristina Kirchner para alcanzar la impresionante cifra de 50 puntos porcentuales o, si se prefiere, 10 millones de votos? ¿Cómo hicieron los opositores para no alcanzar, al menos, 20% de los sufragios?
En la encuesta nacional de la consultora Graciela Romer y Asoc. que realizamos tres semanas antes de la elección, 17% de los argentinos manifestaban su indecisión respecto a quién votar en las elecciones primarias. Evidentemente, casi la mitad de esos ciudadanos pareciera haberse inclinado a favor de la Presidenta adicionando alrededor de 10 puntos porcentuales y alcanzando el rimbombante 50%.
En ese grupo de indecisos la mitad decía aprobar la gestión de CFK, mientras que la otra mitad la desaprobaba. Pero sólo dos de cada diez evaluaba positivamente la economía, mientras que cinco la consideraban regular y tres de ellos tenían una mirada negativa.
Una somera observación de estos datos nos permite hipotetizar que la economía no habría sido determinante para este segmento en su decisión de voto, ya que según los datos el 80% de los indecisos no estaba conforme con la situación económica del país. En otras palabras, algunos indecisos se volcaron a favor de la Presidenta aún cuando consideraban que la situación económica no es del todo buena. La economía pareciera ser más bien un no-tema que una variable de potente incidencia en el voto, al menos entre los indecisos.
Un segundo punto a tener en cuenta es que, entre los que se decidieron por alguna de las alternativas opositoras, la evaluación positiva de la economía es realizada por el 17%, es decir casi el mismo porcentaje que entre los indecisos. La diferencia reside en que, entre estos votantes, el 70% desaprueba la gestión de Cristina Kirchner, mientras que entre los indecisos la mitad aprueba y la otra mitad desaprueba. Podríamos conjeturar que lo que inclinó la balanza en contra del Gobierno Nacional entre estos electores opositores fue tanto la economía como su visión sobre la gestión en general de la Presidenta.
El tercer punto es también interesante. 6 de cada 10 votantes de Cristina hace una evaluación positiva de la economía. Además, el 94% de votantes de Cristina aprueba la gestión. En este caso, también puede decirse que tanto la economía como la gestión correlacionan con la intención de voto. Más la gestión que la economía, es cierto.
En suma, la aprobación de la gestión en general de Cristina Kirchner y la visión sobre la economía pareciera que emergen como variable de correlación con la decisión de voto entre los decididos (A favor o en contra de CFK). Pero hay que hacer una salvedad con respecto a los indecisos, los cuales estaban divididos en cuanto la aprobación pero no en su visión sobre la economía, residiendo allí su talón de Aquiles persuasivo.
En torno a estos votantes, Los partidos opositores podrían haber trabajado sobre la cuestión económica, buscando resolver la indecisión según elementos claves como la inflación y alcance de los ingresos, la dificultad de acceso a bienes durables, el subempleo, etc. Quien votaba a CFK, aprobaba su gestión. Quien no la votaba, mayoritariamente no la aprobaba. En el medio de esa polarización, existía casi una quinta parte de la población, entre los cuáles los porcentajes de aprobación y desaprobación se encontraban equilibrados. Finalmente, ese 17% de indecisos terminó inclinándose casi en su mitad en favor de Cristina Kirchner, otros se dispersaron entre los diferentes candidatos opositores.
Si un solo candidato hubiese podido pulsar sobre el nervio económico, con un mensaje claro y contundente, podría tal vez haber evitado un reparto de votos tal como el que se dio y, en última instancia, aún cuando Cristina Kirchner se llevase para su molino la mitad de esas aguas indecisas, ese opositor podría haberse acercado al 20% y hoy la historia, su historia, sería diferente.