jueves, 13 de noviembre de 2008
COMUNICACIÓN DE GOBIERNO DESPUÉS DEL CONFLICTO CON EL CAMPO
En diálogo con Diego Dillenberger analiza por qué su pronóstico era inexorable y responde cómo vive como corresponsal con la presión de un gobierno que solo ahora empieza a normalizar su relación con los medios. En diálogo con Diego Dillenberger, el conductor de La Hora de Maquiavelo.
El rumbo del Marketing Político
Reflexionar sobre los cambios que se han producido en la actividad política en este nuevo milenio significa también meditar sobre el papel que en el ocupan las comunicaciones.
El ciclo de democratización política, que protagonizaron los países latinoamericanos fue precedido por significativas transformaciones en los circuitos, lenguajes y géneros de la comunicación social. Veníamos de partidos clásicos que, conducidos por sus élites, convivían con la representación simbólica de la política a través de la escritura y la lectura. En ese momento era importante, cuando no fundamental, el periódico partidario, los libros y los artículos en revistas. Hoy esta situación ha cambiado sustancialmente y la tribuna electoral se las tiene que ver con el predominio cultural del espacio audiovisual.
En ese contexto la política partidaria reapareció en medio de una nueva civilización de la imagen y la mirada. Tal vez el Perú de Alberto Fujimori sea el ejemplo más extremo de la aplicación por parte de un partido político del marketing televisivo. En Brasil tampoco la candidatura de Collor provino del sistema de partidos, pero en ese caso su postulación no solo tuvo como escenario principal de la contienda a la televisión sino que además esta jugó un papel importante como actor del proceso político, particularmente la Rede Globo. En nuestro país, los medios en general y la televisión en particular debieron remontar una sensación de descrédito de la ciudadanía posterior a la última dictadura y luego de su caída tras la derrota en la guerra de Malvinas.
En la etapa de la transición democrática la TV cumplió su papel escenificando los lugares y géneros tradicionales de la política. Luego, en una segunda fase posibilitó desde sus géneros propios el pasaje de artistas, deportistas y personalidades de fuera de la actividad pública, hacia el campo de la lucha política, en un contexto más amplio de descrédito de la actividad partidaria.
Nuestros países, atravesados por momentos de profundas crisis desatadas por fenómenos hiperinflacionarios, provocaron -entre otras cuestiones- un importante efecto erosionante sobre el sistema de partidos, generando una desorganización que hizo imposible la intervención política en el sentido convencional. En ese contexto la gente encontró en los medios de comunicación instituciones que actuaron como verdaderos mediadores sociales.
Ellos se adaptaron muy bien a la velocidad de la crisis, a la secuencia desordenada de los acontecimientos, a la demanda de informaciones puntuales que tiene la gente común durante el día. Frente a estos reflejos rápidos, se acentúa el contraste con la lentitud, la letanía, de los aparatos partidarios.
Todos en general y los partidos políticos en especial se fueron separando progresivamente del tejido social al que pertenecían y quedaron reducidos a sujetos de un evento espectacular. Se fue consolidando entonces, el traspaso de un modelo ideal democrático participativo hacia una democracia que, en realidad actúa de manera delegativa. Es, en este contexto, que el Marketing Político moderno comienza a incorporarse rápidamente a las campañas electorales en la Argentina.
A partir de entonces, las campañas electorales en nuestro país, sean éstas presidenciales o legislativas, nacionales o locales, internas o generales, comenzaron una sistemática asimilación de las técnicas e instrumentos de análisis y medición que el Marketing Político ofrece. Comenzaba a comprenderse la relevancia del "cómo decir" como complemento esencial del tradicional "qué decir".
Las elecciones presidenciales de 1989 también sumaron nuevas oportunidades para los especialistas del Marketing Político. Las grandes agencias de publicidad quedaron así incorporadas definitivamente a las estructuras proselitistas de los principales partidos políticos. Elaboradores de discursos, asesores de imagen y comunicadores sociales participaron en 1989 tanto en la campaña de Eduardo Angeloz como así también del entonces candidato Carlos Menem quien de manera exitosa reforzó su perfil de "contacto directo" con el pueblo con estilos comunicacionales modernos, tales como las caravanas en el "Menemóvil" y su recordado eslogan "Síganme, no los voy a defraudar".
Seis años más tarde, la campaña por la reelección de Carlos Menem estuvo fuertemente apoyada en numerosas acciones publicitarias y gran abundancia de material de promoción electoral. Eran épocas de logos, remeras, encendedores y "menemtruchos" (billetes de cotillón en los que la figura del prócer estaba reemplazada por la imagen del propio Menem). En este marco uno de los grandes desafíos fue dar respuesta a las necesidades de comunicación política mas habituales de los responsables políticos a nivel local.
Es que la historia política de nuestro país, bastante joven si la comparamos con la de naciones europeas, ha girado siempre en función de los dictados de los gobiernos nacionales y provinciales. La dependencia de los municipios de las decisiones que se tomaban en ámbitos superiores del Estado, provocaba que éstos, aún siendo la forma institucional que el ciudadano tiene más cerca, fuera subvalorado. Este estigma de nuestro sistema político, si bien no ha desaparecido, con el devenir de los años ha sufrido modificaciones y la posibilidad de “hacer política municipal” en tanto herramienta de transformación de la sociedad está ganando espacio día a día.
Para que esto suceda se han combinado varios factores fundamentales. El más importante tiene que ver con el reconocimiento explícito, a partir de la reforma constitucional de 1994, de la autonomía municipal. La municipalidad ha dejado de ser un mero administrador pasivo de las decisiones que se toman en instancias superiores para poder decidir su propio destino, para lo que no basta con citar el artículo constitucional que contiene explícitamente la referencia a la autonomía municipal.
Por el contrario, y de aquí nace la segunda causa de la revalorización del municipio, la gente, el vecino, luego de mas de veinte años de democracia ha tomado nota que no es lo mismo un buen intendente que uno regular o malo; que su vida diaria no sólo está afectada por las decisiones que toma el presidente de la nación, su gobernador, o el poder legislativo. Tiene muy en claro, aunque tal vez no haya oído hablar jamás sobre el artículo 123 de la Constitución Nacional, que hay intendentes que se animan y hacen algo más que administrar de manera pasiva, mientras otros culpan “a los de arriba” por sus propias incapacidades.
Las nuevas funciones que ha adquirido el municipio a lo largo de estos años; algunas por propia voluntad y otras obligadas por el proceso de transferencia de responsabilidades desde los ámbitos superiores, ha revalorizado su rol en la consideración de los ciudadanos hasta transformarse en orientador del crecimiento y promotor del desarrollo local.
Así los temas y herramientas que brinda el marketing político, hasta pocos años atrás reservados sólo a la disputa política nacional o provincial, son cada vez más necesarios en la esfera local. Si hasta hace algunos años quienes orientaban su vocación política al orden local consideraban que su futuro estaba más atado a lo que sucedía en el ámbito nacional o provincial que a lo que él mismo pudiera demostrar; hoy saben que no sólo es necesario hacer, sino que es muy importante saberlo mostrar a los ojos del vecino. Ya está claro, que no es suficiente con ir “pegado” en la misma boleta de un candidato exitoso, si uno mismo no demuestra capacidad de gestión, vocación de poder y reales posibilidades de darle solución a los problemas de la gente, para lo que es necesario aplicar las herramientas que brinda el marketing político, comprendiendo que la tarea de gobernar no consiste sólo en gestionar los resortes del estado sino que también implica la necesidad de comunicar un mensaje en el sentido deseado. Muchos ya lo han comprendido y es así que la gran mayoría de las personas que participan año a año al Ciclo de Comunicación Política de La Crujía que tengo el gusto de conducir, se desempeñan en el ámbito comunal.
Seguramente ningún experto en marketing logrará que donde no existe más que barro y tierra florezca el asfalto, el barrido y la limpieza, pero es muy posible que llegue a instalar la percepción de una gestión que sólo en cuestión tiempo será capaz de brindar todos esos servicios de los que hoy carece. Todos estos elementos definen este nuevo escenario político de la Argentina de principios del siglo XXI, ambiente nuevo que las campañas políticas electorales futuras no podrán desconocer si pretenden ser exitosas.
Gustavo Santiago es autor, junto con Analía Varela, del libro Marketing Político Electoral para Municipios, Ediciones La Crujía, año 2006.
martes, 11 de noviembre de 2008
COMUNICACIÓN POLÍTICA EN LA ERA POST CAMPO
Tayllerand dice:
"Primero fueron las conferencias de prensa, luego las notas de opinión en diversos diarios del país, ahora las teleconferencias. La comunicación gubernamental de la presidenta Cristina Kirchner está dando que hablar a periodistas y especialistas en comuncicación gubernamental. Algunos valoran las nuevas modalidades, mientras que para otros la idea del atril kirchnerista y del contacto "directo" con la gente y no con los medios sigue estando en la idea de cómo se concibe una relación mediática con la ciudadanía. Más allá de lo que se diga, no podemos negar que hay cambios, al menos de estilo".
Cristina le tomó el gusto a las teleconferencias: se la vio en cuatro lados a la vez
La Presidenta fue a Hurlingham. Y se conectó por video con otras localidades.
Por: Guido Braslavsky
De la mano de la tecnología, Cristina Kirchner va por más y más actos. La Casa Rosada triplicó ayer el experimento de llevar su imagen en directo para poder estar en varios lugares al mismo tiempo, aunque sea a través de una pantalla. Después de dos experiencias anteriores de teleconferencias desde Olivos (con San Juan y con Tafí Viejo, en Tucumán) esta vez la Presidenta encabezó desde Hurlingham otros tres actos simultáneos en Chascomús, Pilar y Mar Chiquita, en los que se entregaron más de mil viviendas.Encantada con la innovación comunicacional, Cristina resaltó que la tecnología le permitía "llegar a todas partes". La Presidenta sigue sin hablar con los periodistas ni dar conferencias de prensa --una sola en casi un año de gestión-- pero el estilo que impuso Néstor Kirchner del "contacto directo" con la gente desde el palco y el atril, se ve así multiplicado.Además, la transmisión incluyó un segmento en el que varios de los beneficiarios de los planes de vivienda pudieron expresarse. Le agradecieron por las obras y se mostraron emocionados de poder hablarle a la Presidenta.Cristina estuvo acompañada en Hurlingham -donde fue recibida por el intendente Luis Acuña-- por el jefe de Gabinete, Sergio Massa, el gobernador Daniel Scioli y el ministro Julio de Vido. Para fortalecer la presencia del Gobierno en los otros lugares, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, estuvo en Chascomús, y el secretario de Obras Públicas, José López, en Pilar.En el cierre en Hurlingham, Cristina dio un discurso. A pesar de las luces de alarma que enciende la crisis internacional, con amenazas contra los niveles de producción y empleo, aseguró que "contamos con los instrumentos para seguir creciendo" y volvió a llamar a la "responsabilidad social a los sectores más favorecidos", porque "cuando nos fue mal nos terminó yendo mal a todos". La Presidenta criticó a quienes "creen que hacer política es anunciar catástrofes económicas y que todo nos va a ir mal", como hace unos años -dijo- se vaticinaba el "apagón" energético y luego "la inflación". Esta última mención fue llamativa ya que Cristina casi nunca había hablado del tema. Sólo lo hizo en algún momento para defender las cuestionadas estadísticas del INDEC.
COMUNICACIÓN GUBERNAMENTAL KIRCHNERISTA
Más abajo publicamos la opinión del especialista en comunicación Gustavo Martínez Pandiani.
CUATRO ACTOS EN SIMULTÁNEO Y VÍA VIDEOCONFERENCIA
Cristina TeVé: entregó casas, charló como vecina y criticó a la oposición
Desde Hurlingham, participó en la entrega de viviendas en Mar Chiquita, Pilar y Chascomús. 11.11.2008
En Hurlingham, Fernández de Kirchner estuvo acompañada por el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; y el jefe comunal local, Luis Acuña. (Télam)
OPINIÓN
Las nuevas estrategias de comunicacion del Gobierno
Dos especialistas opinan sobre la nueva manera que adoptó la Presidenta para comunicarse con la gente.
Un blindaje eficaz y económico. Gustavo Martínez Pandiani.*“Sea para entregar 300 viviendas en Hurlingham, ordenar el llenado de una represa en San Juan o inaugurar un taller ferroviario en Tafí Viejo, la presidenta Cristina Fernández ha descubierto que la videoconferencia es un recurso sumamente eficaz y económico a la vez. Para sorpresa de numerosos intendentes y gobernadores, la jefa de Estado viene aprovechando esa plataforma de comunicación a distancia para dar órdenes y transmitir mensajes de gestión. Entre las múltiples ventajas de dicha práctica se destacan la reducción de los costos asociados a los desplazamientos de las comitivas, el mejor aprovechamiento de la agenda oficial y la agilización de los circuitos burocráticos. No obstante, las voces más críticas de la oposición ven detrás de la supuesta innovación comunicativa del Gobierno una forma encubierta de blindar a la Presidenta de eventuales protestas o manifestaciones incómodas. Más allá de las inevitables especulaciones políticas, es de festejar que la clase política argentina comience a utilizar los canales de la videodemocracia moderna.* Decano de Comunicación Social, Universidad del Salvador.Es igual que estar cara a cara. Fernando Braga Menéndez. *“La videoconferencia es una excelente aplicación de un desarrollo tecnológico que en general está bastante poco aprovechado. Además, como se hizo en esta oportunidad, es correcto utilizarlo cuando se va a hablar de un mismo tema, ya que tanto en Mar Chiquita como en Chascomús se inauguraron viviendas. Sin duda, el uso de esta nueva tecnología es idea de Cristina Kirchner. Es un modo de matar dos pájaros de un tiro: se ahorra mucho tiempo y se puede estar en contacto con distintos distritos a la vez. Se podría creer que con esta metodología se enfría la relación con la gente, pero al ser dúplex termina siendo equivalente a estar con las personas cara a cara. Al mismo tiempo, con internet, la gente ya está muy acostumbrada a dialogar pantalla de por medio. Tal vez, sería bueno que la videoconferencia sirviera para plantear quejas y dudas por parte de la ciudadanía. En diez meses, habría que usar este mismo método para preguntarle a la gente cómo funcionan los servicios de las viviendas que le fueron entregadas”.* Publicista.
¿QUIÉN ACERTÓ?
http://www.rove.com/files/2008-PresPollsterAccuracy.pdf
KARL ROVE acerca de las elecciones en USA 2008
The new voters changed the game.
By KARL ROVE
Mr. Rove is a former senior adviser and deputy chief of staff to President George W. Bush.
Puedes leer más artículos de Karl Rove en su web http://www.rove.com/ o comunicarte con el autor al correo Karl@Rove.com
- Some of it was fortune: He was a fresh, gifted, charismatic leader who emerged at just the moment that people yearned for something entirely new.
- Some of it was circumstance: The October Surprise arrived a month early and framed the election in the best possible way for Mr. Obama (and the worst possible way for John McCain).
- Some of it was thoughtful positioning: His themes of bipartisanship and a readiness to tackle the country's pressing challenges were enormously attractive, especially when delivered with hope and optimism.
- And some of it was planning and execution: The Obama campaign, led by the two Davids -- Plouffe, the manager, and Axelrod, the strategist -- carefully built a powerful army of persuasion aimed at accomplishing two tasks.
A candidate can improve his party's performance by getting additional people out to vote and persuading people inclined to support the other party to cross over. The first yields an additional vote; the second is worth two, the one a candidate gets and the one he takes away from his opponent.
So the two Davids registered millions of voters in states the Obama campaign picked as battlegrounds, especially where there were many heretofore-disinterested African Americans and younger Democrats. Messrs. Plouffe and Axelrod understood that over the last 28 years only 11 of 20 eligible Americans on average cast a presidential ballot. They focused on registering and motivating the other nine who don't usually vote. This decision, perhaps more than any other, allowed Mr. Obama to win such previously red states as Virginia, Indiana, Colorado and Nevada. It forced Mr. McCain to spend most of the fall on defense, unable to take once-reliably Republican states for granted.
Second, Messrs. Plouffe and Axelrod pried away from the GOP ranks small but decisive slices of the Republican presidential coalition. We can't be precise, because for the third election in a row the exit polls were trash. The raw numbers forecast an 18-point Obama win, news organizations who underwrote the poll arbitrarily dialed it down to a 10-point Obama edge, and the actual margin was six.
But we do know President-elect Obama ran better among frequent churchgoers (perhaps getting 10 points more than John Kerry did), independents (perhaps five points more than Kerry and eight points more than Al Gore), Hispanics and white men. He even made special appeals to gun owners and sent his wife to cultivate military families. This allowed him to carry previously red states like Florida, New Mexico and Iowa.
This combination helped Senator Obama run four points better nationally than John Kerry did in 2004 and 2.5 points better than Al Gore did in 2000. These small changes on the margin meant all the difference between winning and losing.
It is a tribute to his skills that Mr. Obama, the most liberal member of the U.S. Senate, won in a country that remains center-right. Most pre-election polls and the wiggly exits indicate America remains ideologically stable, with 34% of voters saying they are conservative -- unchanged from 2004. Moderates went to 44% from 45% of the electorate, while liberals went to 22% from 21%.
Mr. Obama understood this. He downplayed calls for retreat from Iraq, instead emphasizing toughness on Afghanistan, even threatening an ally, Pakistan, if it didn't help more to exterminate al Qaeda. Mr. Obama campaigned on "a tax cut for 95% of Americans," while attacking "government-run health care" as "extreme" and his opponent's proposals as hidden tax increases.
What Mr. Obama and his team achieved was impressive. But in 75 days comes the hard part. We saw a glimpse of the challenge Tuesday night. The president-elect's speech, while graceful and at times uplifting, was light when it comes to an agenda. That may have been appropriate, but it also continued a pattern.
Many Americans were drawn to Mr. Obama because they saw in him what they wanted to see. He became a large vessel into which voters placed their hopes. This can lead to disappointment and regret. What of the woman who, in the closing days of the campaign, rejoiced that Mr. Obama would pay for her gas and take care of her mortgage, tasks that no president can shoulder?
The country voted for change Tuesday. But the precise direction of that change remains unclear. Mr. Obama's victory was personal rather than philosophical. The soaring hopes and vague incantations of "change" that have characterized the last 21 months were the poetry phase; a prosaic phase is about to begin.
This should be an interesting few years. Let every American hope for the success of the new president and the country we all love.
viernes, 7 de noviembre de 2008
If Obama raises taxes, the situation could get even worse. With a liberal Congress on his hands, he will be constrained to move to the left, if he needs any pushing. When Clinton was elected in 1992, the Democrats in control of Congress gave him a clear message: Either you govern within the four walls of the Democratic caucus or you won’t get our support. Crossing the aisle to get Republican votes, even including the GOP in negotiations, was a no-no for which the president would pay dearly if he transgressed.The result was predictable. Moderate initiatives like welfare reform were scrapped, the Congress passed tax hikes and legislation became festooned with liberal amendments. Faced with the need to round up every last vote in the Senate and House Democratic caucuses, Clinton had no choice but to load up conservative bills like an anti-crime measure with liberal pork (like a provision for midnight basketball courts in urban areas) to get unanimous caucus backing.Obama will have to move left to appease his caucus. He will become their hostage, and they his jailers.This dynamic will produce extreme-left-wing governance, which the Republicans can blame for the continuation of the recession and for any worsening. The party will recover, fed by anger at Obama’s policies, and will emerge from this defeat stronger than ever.But the Republicans must learn the lesson of MoveOn.org. Founded in the bleak days of the Clinton impeachment, MoveOn developed a grassroots Internet base. Building up its e-list of activists and contributors, MoveOn laid the basis for the incredible Internet appeal of the Obama campaign. At last count, Obama has 4.5 million donors, most online.Conservatives cannot count on the Republican Party to fight their battles for them, and certainly cannot count on them to win. The right needs to develop cyber-roots conservative organizations to rival the power of groups like MoveOn.org. The stellar efforts of NewsMax.com and its ally, GOPtrust.com, illustrate the power of such efforts. Together, these groups raised $10 million for an independent expenditure on media in swing states featuring the Rev. Jeremiah Wright’s anti-American bombast.And their efforts worked.Virtually all the polls agreed that Obama would win 52-53 percent of the vote, but the surveys varied in the amount of undecideds they found. On Election Day, virtually every undecided voter went to McCain, and Obama’s final vote share was no more and no less than the 52-53 percent the surveys had predicted. This unanimity among undecided voters is attributable to the endgame of groups like GOPtrust.com and NewsMax.com.These groups have to lead the way in running media to battle against the leftist legislation that will undoubtedly emanate from the Obama administration and the liberal Congress America has just elected. Then they can become the basis for a Republican resurgence, just as MoveOn.org was this year for the Democrats.