
Una nueva escena de negociación legislativa está próxima a suceder en la política nacional. La aprobación o no del ya célebre FOBI o Fondo del Bicentenario es toda una ocasión para el ejercicio de los acuerdos, contabiliadad de "porotos", saltos de un lado a otro del espectro partidario e ideológico y demás acciones.
La disputa tiene como principales contendientes, como es de esperar, al Gobierno y a esa masa a veces informe y otras extraña, llamada oposición. El Gobierno y Cobos son los más interesados en recuperar los puntos perdidos en la opinión pública producto de las idas y venidas sobre la situación de Redrado. El desgaste fue tremendo para Néstor Kirchner, La Presidente, Cobos y otros radicales. No es casual que las figuras que mantuvieron o aumentaron sus puntos en imagen positiva son aquellas que no participaron de esta lucha o que se mantuvieron al margen limitándose a escasas e indeterminadas declaraciones periodísticas; léase Scioli, Reutemann, entre otros.
Por su parte, también los que ganaron en consideración popular son aquellos que, además de no embarrarse con cuestiones que aparecen ante la gente común como extrañas y poco comprensibles (Caso BCRA), dieron un paso más y, luego de pasado todo el conflicto, atacaron a los Kirchner, lo cual parece ser una apuesta actualmente redituable. Entre ellos vuelve a sacar ventajas Reutemann, acompañado de Carrió, quien fungió a través de Prat Gay como lo más opositor dentro del arco, valga la redundancia, opositor.
Mientras que Cobos quedó entrampado entre una serie de tecnicismos y llamados a la institucionalidad y al consenso, Carrió y Reutemann jugaron fuerte sus fichas por colocarse como los más acérrimos defensores y propulsores del electorado antikirchnerista, hoy medido con un, para nada despreciable, 70% aproximadamente.
Ahora que la disputa va a regresar a las negociaciones y "roscas" políticas con poca visibilidad mediática y consideración popular, Reutemann, Carrió y Cobos tendrán tiempo para preparar sus nuevas apariciones públicas, cuidándose de no quedar encasillados como lo que no quieren ser, cercanos al kirchnerismo ni tampoco golpistas desestabilizadores. De equilibristas se trata esta película.
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